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Vídeo: La historia de Amelia

No podemos desvincular la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual de la prostitución.

 

La trata de mujeres y de niñas existe porque existe la prostitución.

 

"Ninguna mujer nace para puta”, así reza el manifiesto firmado el año pasado por decenas de personalidades y cientos asociaciones. Alberto Garzón o Ángel Gabilondo, intelectuales como Amelia Valcárcel o Celia Amorós, y gente del mundo de la cultura como Almudena Grandes o Icíar Bollaín son algunos de los firmantes.

 

En este manifiesto se critica que los cuerpos de las mujeres que se venden en el mercado del sexo pertenecen a mujeres migrantes que han sido expulsadas de sus países por la falta de recursos. La prostitución se alimenta de la feminización de la pobreza y del racismo.

 

Además, se señala que la prostitución, el sexo pagado frente al sexo pactado, reproduce y realimenta la desigualdad entre hombres y mujeres.

 

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El peligro de mencionar la palabra prostitución en cada entrevista era acabar en un debate interminable sobre si regular o abolir la prostitución olvidando así a las mujeres víctimas de trata.

 

Begoña Marugán, socióloga e investigadora del proyecto europeo La lucha contra el tráfico de seres humanos en la Unión Europea, (En inglés: “The fight against trafficking in human being in E.U.”) afirma que el debate de la prostitución enturbia el debate de la trata ya que a veces se confunden ambos fenómenos. Además, la prostitución ha dividido al movimiento feminista poniendo obstáculos para que este impulse la toma de conciencia y la entrada de la trata en la agenda política como ya se hizo con la violencia de la pareja o ex pareja.

 

Por su parte, Mª José Castaño, investigadora en el Instituto de Estudios Migratorios, de la Universidad de Comillas, advierte que la trata con fines de explotación sexual y la prostitución coactiva tienen una relación muy clara, pero que al centrar el debate en la prostitución  perdemos toda la fuerza de proteger a las mujeres que están en situación de trata: “Si entramos en el debate de si prohibir la prostitución o regularizar la prostitución... Mira, hay informes en un sentido y en otro, algunos en Suecia, y otros en Alemania, que ninguno son concluyentes. Porque la consecuencia de prohibir la prostitución es que la prostitución se prohíbe, pero la trata se va a espacios mucho más difíciles de acceder, más ocultos”.

 

Sin embargo, Hilde Daems, responsable del Programa de Mujer, Prostitución y Trata de Cáritas España rebatía este argumento afilando que lo fácil es hablar de trata ya que todos los agentes sociales implicados están de acuerdo en condenar el delito.

 

Cabe preguntarnos, en todo caso, qué implica la existencia de la demanda de prostitución, cómo influye esto en la sociedad y de qué situación proceden las mujeres que afirman ejercer la prostitución voluntariamente.

¿Invisibiliza la prostitución el debate de la trata?

Prostituta, extratada

Según la Estrategia de la Unión Europea para la erradicación de la trata de seres humanos (2012-2016), la demanda de servicios sexuales es una de las principales causas de la trata con fines de explotación sexual. Para atajar el problema se deben, por tanto, adoptar soluciones preventivas que incluyan tanto a los hombres que demandan el consumo de prostitución como al conjunto de la sociedad.

 

La ONG Anesvad apunta que, según varios estudios europeos, se cifra en un 80% el número de mujeres víctimas de trata que es obligada a ejercer la prostitución. No todas las mujeres que ejercen la prostitución son víctimas de trata, pero este amplio porcentaje pone de manifiesto que existe una relación inexorable entre ambos fenómenos.

 

España está situada entre los primeros puestos en consumo de prostitución en Europa; algunas organizaciones la colocan en el primer puesto con un 39% de población masculina que ha consumido alguna vez prostitución. La demanda de cuerpos femeninos alienta a los tratantes a seguir captando y engañando mujeres, pues tienen un negocio asegurado en España.

 

No todas las prostitutas son víctimas de trata, pero algunas de ellas son la consecuencia de haberlo sido. Es frecuente encontrar historias de mujeres tratadas que logran escapar de la red, pero que, ante la falta de recursos y su situación de vulnerabilidad, acaban volviendo a ejercer en un club no siendo ya explotadas, pero no ejerciendo fruto de una situación voluntaria y planeada.

Maria Grazia Giammarinaro, Relatora Especial de la ONU sobre trata de personas, en su informe del 2015:

 

“En muchos países las víctimas de la trata de personas, incluso después de haber sido identificadas como tales y haber emprendido un proceso de rehabilitación y reintegración, no tienen autorización para trabajar o regularizar su situación de residencia; muchas veces son repatriadas al término de las actuaciones penales. Si no existen alternativas viables de inclusión social para las víctimas de la trata, será difícil romper el ciclo de la trata inicial y repetida”

En esta misma línea Elena, ex-prostituta y supervivente de trata critica la delgada línea entre la trata y la prostitución y la falta de sensibilización al respecto: “por experiencia propia, sé que se vive lo mismo porque el cliente, al fin y al cabo el prostituidor, le da igual si tú eres víctima de trata, si has entrado porque quieres, por las circunstancias... le da lo mismo. Tampoco te pregunta. O sea, tú en la habitación eres la chica que... una prostituta, nada más”.

 

En ambos casos (prostitutas y tratadas) nos encontramos ante mujeres en situación de vulnerabilidad. Elena colabora actualmente con Médicos del Mundo como educadora social. “Nosotros no negamos ayuda a una mujer por ser prostituta. Les ofrecemos a todas los mismos recursos” En esta misma línea lleva trabajando el Ayuntamiento de Madrid desde 2004. En el centro Concepción Arenal se ofertan cursos gratuitos de capacitación laboral tanto a prostitutas que quieren dejar de ejercer como a víctimas de trata.

 

Según datos de la oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito se estima que en España ejercen la prostitución alrededor de 350.000 mujeres de las cuales el 80% son extranjeras en situación de migración irregular provenientes de Brasil, Colombia, Nigeria, Rumania, Rusia y Ucrania.

La Ley específica contra la Trata

Sólo dos partidos políticos llevaban en sus programas electorales la propuesta de una Ley Integral contra la trata. Es el caso de Podemos y PSOE. Sin embargo, existen diferencias en la manera que cada partido pretende abordar esta Ley.

 

Podemos plantea crear una Ley Integral contra la Trata de personas mientras que el PSOE propone crear una Ley Integral contra la trata con fines de explotación sexual. Los socialistas deciden limitar la ley contra la trata a la explotación sexual olvidando así otros tipos de trata: mendicidad, explotación laboral, matrimonios forzosos, étc.

 

Los socialistas, en el bloque de políticas de igualdad que llevaban en su programa, mencionan en todo momento prostitución y trata con fines de explotación sexual de manera conjunta. Su principal objetivo para solucionar el problema de la trata es abolir la prostitución. Para ello plantean:

 

  • Reintroducir en el Código Penal la figura de la tercería locativa (el que alquila habitaciones).
  • Introducir la figura de penalización de todo tipo de proxenetismo lucrativo medie o no consentimiento de la persona prostituida.
  • Sancionar la demanda y compra de prostitución.

 

Por su parte, Podemos no hace ninguna alusión en todo su programa a la prostitución. No obstante, su enfoque de la Ley es más amplio al contemplar otros tipos de trata. La formación morada pone el acento en los derechos humanos de las víctimas prestando especial interés a la cuestión migratoria.

 

En este sentido Ángeles Álvarez, diputada del PSOE y portavoz de Igualdad en el Congreso, critica la postura de Podemos ya que considera que para luchar contra la trata hay que ir a la raíz del asunto: la compra de cuerpos de mujer. Ella considera que no se acabará con la trata de personas con fines de explotación sexual si no se acaba con la prostitución en España.

 

En Podemos tienen todavía un debate interno con el tema de la prostitución: unos apuestan por abolirla y otros por regularla. Por eso, prefirieron no llevar esta cuestión en su programa hasta no consensuar una postura. Clara Serra, responsable de igualdad en Podemos, admite que todavía tienen que solucionar este debate y que el tiempo ha jugado en su contra al ser una formación tan joven.

 

Clara Serra, señala que para Podemos es importante distinguir cuando en el ejercicio de la prostitución hay beneficios por parte de terceros y cuando no lo hay. Critica que el PSOE no haga esa distinción: “no es lo mismo cuando un tercero saca beneficio económico del ejercicio de prostitución de una mujer que cuando lo decide ella misma”.

 

Actualmente y tras la reforma del Código Penal realizada por el PP en el 2015, el proxenetismo en España solo está penado cuando se hace a través de la imposición de "condiciones gravosas, desproporcionadas o abusivas" o cuando se aprovechan de "una situación de vulnerabilidad personal o económica". Es decir, existe castigo cuando la mujer es forzada a prostituirse. Precisamente es esta reforma la que quiere cambiar el PSOE prohibiendo cualquier tipo de proxenetismo.

 

El problema radica en ser capaces de detectar cuando la mujer está siendo o no coaccionada para ejercer la prostitución ya que a veces las formas de coacción pueden ser muy sutiles.

A la hora de hacernos una idea del número de consumidores de prostitución en España, o de cuán extendida está la idea del consumo de prostitución como actividad lúdica en nuestro país, debemos avanzar con cautela. Sí, el debate de la prostitución puede invisibilizar el problema de la trata, pero las batallas de datos sobre el número de prostituidores pueden cegarnos aún más a la hora de entender la trata. Un dato más alarmante parece ponernos más en movimiento que un dato más modesto o menos rotundo. ¿Cuántos hombres consumen prostitución? ¿Cuántos lo hacen con asiduidad? ¿Cuántos anualmente? Sin embargo, por mucho que un dato apoye cualquiera que sea nuestra causa, si ese dato no es real, nos muestra como seres no informados y, por tanto, deslegitimados. En este camino hacia el entendimiento del fenómeno de la trata y su relación con la prostitución, aparte de las cuestiones de ética ciudadana suscitadas, caben especial mención algunos traspiés de la prensa española a la hora de crear alarma. Actualmente, en los medios rondan tres cifras: el 5,7% de los hombres españoles reconoce haber consumido prostitución en el último año, el 18,7% de los hombres españoles admite haber pagado por prostitución en el último año, o la friolera de un 39% de los hombres españoles admiten haber pagado por prostitución en el último año. La cifra del 39% proviene de un estudio realizado en 1998, en un artículo titulado “Europeans and their sexual partners” dentro del libro Sexual Behaviour and HIV/AIDS in Europe: Comparisons of National Surveys, editado por Nathalie Bajos, Michel Hubert y Theo Sandfort. En este estudio, con encuestas de hace más de 20 años, un 39% de los hombres encuestados afirmaba haber pagado alguna vez en su vida por sexo. Por tanto, no basta para afirmar que el 39% de los hombres afirmaba haber pagado por sexo en el último año. Eso sí, aunque no se pueda afirmar tal cosa, en el estudio de finales de los 90 queda reflejado que España es el país europeo donde mayor número de hombres han consumido alguna vez la prostitución, o al menos que reconozcan hacerlo. La cifra del 20%, la más actual, parece provenir de un malentendido. La rueda de prensa dada en febrero de 2016 por los investigadores del estudio Apoyando a las víctimas de trata, encargado por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, causó que se extendiese esa cifra del 20%, una de las más comunes a la hora de revisar diversos medios españoles. Malaprensa.com se hacía eco de este suceso en dos posts publicados por Josu Mezo explicando que el estudio no tenía una muestra representativa (apenas se encuestaron 1.051 varones en encuestas CATI y 620 a pie de calle). Los investigadores aseguraron en otro post que, aunque el dato no se desprendía de su estudio en concreto, se acercaba a otros que se podían desprender de otras investigaciones de los expertos. Por último, la cifra del 5,7% proviene del artículo “Hombres que pagan por tener relaciones sexuales en España y uso del preservativo. Prevalencia y factores asociados en una muestra representativa de la población general” de la revista “Sexually Transmitted Infections”. Los datos son de 2008. La ONU se hace eco de este artículo en su informe de la ONU Trata de personas hacia Europa con fines de explotación sexual, en el que también menciona, no obstante, el informe de Hubert. Por tanto, estamos ante un fenómeno de difícil estimación, pues la herramienta de investigación suele ser la encuesta y podemos intuir una menor propensión a decir la verdad por parte del consumidor de prosittución sobre sus hábitos. Sin embargo, los datos apuntan en una dirección: España es el país europeo donde mayor número de hombres consumen la prostitución. Las cifras y la prensa

Las elegidas

Cáritas cuenta en su informe de 2016 cómo las mujeres que atienden relatan historias de vulnerabilidad, pobreza, engaño, abusos, falta de oportunidades, inseguridad, necesidad… cuando se les pregunta por el cuándo y el porqué de su llegada a la prostitución.

 

“Se trata, pues, de una opción cuando no ven otra. Son mujeres valientes que afrontan situaciones que las obligan a dar un paso adelante; emprenden en muchas ocasiones el difícil camino de la emigración como una estrategia de supervivencia”

 

Es la búsqueda para dejar atrás la miseria y es, en muchos casos, el inicio de un camino con nuevos obstáculos: el estigma de la prostitución, de ser mujer inmigrante, de estar en situación administrativa irregular.


Miles de niñas son engañadas por personas de su entorno para ir a Europa con la promesa de que allí encontrarán un trabajo de camarera, como canguro o cuidando ancianos. Europa se vende como la tierra de las oportunidades donde se puede ganar mucho dinero en poco tiempo, de tal forma, que se les hace creer que la deuda que van a contraer la saldarán pronto trabajando aquí. Sin embargo, una vez llegan a su destino, las obligan a ejercer la prostitución convirtiéndose en víctimas de violencia física, sexual y emocional.

 

Hay otras mujeres que cuando inician el camino hacia la tierra prometida sí saben que vienen a ejercer la prostitución. En estos casos la coacción puede ser más sutil. Captan a menores y las engañan con la tierra prometida disfrazando la prostitución de glamour y lujos. La mayoría de las mafias captan mujeres procedentes de contextos muy pobres. De esta forma, les venden la prostitución como el puente para poder salir de la cárcel que es la pobreza. Se les vende como algo normal, se las va convenciendo poco a poco hasta que las mujeres normalizan el “trabajo” y asumen que es su destino, que no existen más oportunidades.

 

Letanía de Rosita a la mujer policía

 

Me dijo lárgate con ese señor de dientes anchos

no temas él te conducirá con la Andrea tu prima

en el gabacho te irá rete bien allá en el gabacho

ahorrarás harto luego volverás o te quedarás allá

con tu prima o con un gringo que te escoja por

bonita por dulce por sumisa así me ordenó acom-

paña a ese señor de dientes anchos un bato iguali-

to a mis hermanos a mis primos a mi padre fuiste

elegida Rosita así me dijo y yo me sosegué y seguí

a ese señor y apenas tuve miedo.

 

Jorge Volpi.

Fotograma de la película "Las elegidas" (2015). Dir: David Pablos

La primera violación

Amelia y Elena, dos supervivientes de la trata cuentan cómo no sólo es importante el factor de la pobreza. En su país natal, Rumanía, se añade el factor de la violencia sexual contra mujeres y niñas.

 

 




 

 

La primera historia se origina cuando a una chica de una familia acomodada, llamada Amelia, la violaron 5 hombres. Apenas tenía 13 años. Truncaron su vida traumatizándola y lo que es peor, marcándola. En vez de tener el apoyo de su entorno, quedó señalada como si fuera una puta. A partir de ese día las violaciones se sucedieron porque si ya la habían violado antes, ¿por qué no otra vez? "Total, era una puta."

 

 




 

Elena también fue violada cuando era menor. No le contó nada a su madre por vergüenza. Sin embargo, todo el mundo a su alrededor sabía que la habían violado. Sus vecinos, sus profesores, sus familiares...todos, pero todos callaron. Y Elena también quedó marcada.

 

 

 




Amelia y Elena coinciden en encontrar a la sociedad patriarcal como culpable de su destino. Sospechan haber sido, en parte, elegidas, teniendo en cuenta su pasado.

 

La violencia contra las mujeres tiene muchas caras y disfraces. Al final todo forma parte de un sistema neoliberal, globalizado y patriarcal donde asistimos a la compra-venta de cuerpos de mujeres.

...

...

...

Siguiente, por favor

[Ruido de motor frenando]

-¿Qué quería?

-Una felación y una penetración anal

-Perdone, no le entiendo. ¿Puede bajar la ventanilla?

-Sí, decía que quiero que una mujer me la chupe y que luego le pueda dar por culo.

-Ah, vale. ¿Cómo quiere la carne: al punto, muy hecha…?

-Tierna, de unos 16.

-¿Ternera o pollo?

-Hoy la quiero de Nigeria, así negra.

-Perdone, señor, se ha equivocado,

-¿Cómo?

 -Este es el puesto de las de Brasil y Paraguay. Lo que usted busca está en la calle de al lado.

[ruido de coche arrancando]

-Siguiente, por favor.

(Polígono de Villaverde, Madrid, 2016, siglo XXI)

Invisibles. El caso es ser invisible

Invisibles porque ejercen en casas. Y eso que ya hace tiempo aprendimos que lo personal es político.

 

Invisibles por la anestesia de tantos cuerpos en tanga y tacón con los que los medios de comunicación siempre ilustramos a estas mujeres.

 

Invisibles en el polígono de Villaverde, frente a la Colonia Marconi, a 2 paradas de RENFE de la estación de Atocha.

 

Invisibles porque hemos normalizado que haya compra y venta de cuerpos en la calle Montera, en la misma calle donde hay una comisaría de Policía o las tardes de los miércoles se abarrotan las terrazas con cervezas que sacian gaznates a 1€.

 

Invisibles o borrosas porque se nos olvidaron las gafas de género al salir de casa. Nos las dejamos como clientes cuando al pagar por acceder al cuerpo de una mujer, no nos preguntamos cuántas horas llevará sin dormir o si ese pequeño cuarto donde se ahogan gemidos no es en verdad una cárcel. Cuando al ver una chica con aspecto de niña en vez de pensar en su joven belleza, no cuestionamos que quizás estemos ante una chica a la cual trajeron engañada prometiéndole otro tipo de trabajo. O no. O la trajeron sabiendo ella a lo que se iba a dedicar. Pero con 15 o 16 años y procedente de un contexto pobre, ¿no es muy fácil tratar a una ñiña recién salida de la “fábrica de putas”?

 

Invisibles, por mujeres, por inmigrantes, por putas.

Tratadas: Mujer, inmigrante y prostituta.

 

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